lunes, 18 de abril de 2011
19 DE ABRIL: DÍA DEL INDÍGENA - 120.000.000 DE DOLARES DE ITAIPU PARA ELLOS...
19 DE ABRIL: DÍA DEL INDÍGENA
120.000.000 DE DOLARES DE ITAIPU PARA ELLOS…
Por David Galeano Olivera
Leer original (hacer clic) en: http://dgaleanolivera.wordpress.com/19-de-abril-dia-del-indigena-120-000-000-de-dolares-de-itaipu-para-ellos/
“De los 360.000.000 millones de dólares que recibirá del Brasil en compensación por la cesión de la energía eléctrica de Itaipu, el Estado Paraguayo invertirá inmediatamente 120.000.000 de dólares en el bienestar de las Naciones Indígenas que viven en el Paraguay”, podría decir la bajada de una hermosa noticia anunciada el 19 de abril -DÍA DEL INDÍGENA AMERICANO- como parte de la celebración del Bicentenario del Paraguay y como un gesto de resarcimiento a los Pueblos Indígenas por todos los daños que en 200 y en más de 500 años les hemos causado. La noticia podría ser anunciada de manera conjunta por los presidentes de los tres poderes del Estado, lo que también constituiría un acontecimiento inédito en la historia política del Paraguay.
En ese contexto, una primera Ley sancionada por el Congreso Nacional y promulgada por el Poder Ejecutivo aseguraría a cada Nación Indígena la compra y la posición inmediata de grandes extensiones de tierra, el tekoha, que cada una de ellas viene reclamando desde hace muchísimos años. Este primer acto de justicia devolvería a los Pueblos Indígenas parte de la tierra de este país que alguna vez, en toda su extensión, les perteneció. También les permitirá recuperar su tradicional sistema de vida en aldeas con sus tapŷi, opy y demás construcciones, asentados en los paisajes naturales que siempre conformaron su hábitat. Allí ellos volverían a hacer sonar con gran felicidad sus takua (takuára) y sus mbaraka (porongos) al celebrar sus místicos ñembo’e jeroky.
Una segunda medida del gobierno generaría una serie de proyectos de investigación multidisciplinaria para relevamiento cultural, que permita rescatar -prácticamente de las fauces del olvido- todas las manifestaciones culturales de los Pueblos Indígenas del Paraguay (historia, idiomas, artesanías, construcciones, tradiciones, creencias, alimentación, etc), reasegurando, justo a tiempo, sus respectivas conciencias históricas y sus identidades culturales. Este proceso priorizaría la atención urgente a aqullas Naciones Indígenas con menor número de habitantes y que están en riesgo de desaparición a través de un inhumano etnocidio.
Una tercera medida del gobierno, a ser implementada a través del Ministerio de Educación, apuntaría a planificar y ejecutar programas específicos de educación indígena para cada Nación Indígena, desarrollando el proceso de enseñanza-aprendizaje en su propia lengua y en su propia cultura, de manera a asegurar la pervivencia de cada una de las Naciones Indígenas. Este proceso les permitirá recuperar, promocionar, difundir, valorar y jerarquizar sus culturas e idiomas, lo mismo que sus respectivas historias como Nación y a la vez promover a sus grandes héroes, hombres y mujeres que se destacaron y se destacan por su tekokatu.
Otra medida, consistiría en desarrollar proyectos de desarrollo sustentable en materia agrícola y artesanal, que permita a todas las Naciones Indígenas, dentro de su cultura, la generación de recursos alimentarios y financieros; para lo cual contarían con la dirección de los especialistas que ellos tienen en sus respectivas comunidades; y recibirían el apoyo permanente de técnicos del Ministerio de Agricultura y Ganadería, del Indert, del Ministerio de Industria y Comercio, de las gobernaciones, de los municipios y otros organismos públicos y privados. Con la creación y funcionamiento de cooperativas, se formalizaría una antigua tradición Indígena consistente en el trabajo comunitario. Las embajadas paraguayas esparcidas por el mundo, también se encargarían de promover la venta de productos fabricados por las Naciones Indígenas.
Otro programa atendería las necesidades que las Naciones Indígenas tienen en el área de la salud (mortandad materno-infantil, tuberculosis, parasitosis, sida, dengue, drogas, alcohol, etc). Este programa sería orientado por los pohânohára que cada Nación tiene y que desarrollan una atención basada en la medicina natural pero también contarán, de manera alternativa, con el soporte del Ministerio de Salud que facilitará el funcionamiento de grandes y modernos centros hospitalarios, para la internación y la atención de casos complejos.
Con estas medidas y otras más, el Estado Paraguayo saldaría, en parte, la enorme deuda que hasta hoy tiene con las Naciones Indígenas. Si esto llegase a ocurrir la celebración del Bicentenario del Paraguay tendría un gran valor pues, al fin, reconoceríamos a nuestra otra mitad, a la otra parte de nuestro ser paraguayo, a aquella que por tanto tiempo hemos negado, como aquel hijo/a renegado que en vano intenta desconocer a su madre o a su padre.
Pero…
No, esto es un imposible, es un vulgar y tonto sueño, una utopía, una tilinguería; es más, lo más seguro es que cualquiera pensaría que estoy delirando y diciendo disparates como parte de un cuadro de dengue hemorrágico. Nadie pensaría que estoy en mi sano juicio.
En el Paraguay que vivimos, con las autoridades que tuvimos y tenemos, hacer realidad ese sueño sería, obviamente, una cosa de locos. No lo van a permitir las propias autoridades nacionales pues siempre tendrán otras prioridades más urgentes que atender la problemática de las Naciones Indígenas. Tampoco lo van a permitir los partidos políticos pues ellos tienen otros proyectos para los 360.000.000 de dólares de Itaipu y de hecho, las Naciones Indígenas ni siquiera están contempladas en esos proyectos partidarios. Del mismo modo, los varios xenófobos y colonialistas tampoco lo permitirán pues para ellos las Naciones Indígenas ya ni siquiera deberían existir, porque para ellos los Indígenas no son gente, son peores que los animales, son sucios, afean la ciudad, son zánganos, son puercos, no tienen almas, son bestias. Hasta hoy, el indio es sinónimo, cuando menos, de torpe, ignorante, sucio, pobre, miserable, desposeído.
Ni los judíos, ni los negros, ni los que padecen cáncer o VIH, etc. han sido tan discriminados y menospreciados como lo han sido las Naciones Indígenas; y no existe peor forma de REDUCCIÓN que aquella que se genera precisamente en la discriminación y el menosprecio. La reducción abarcó sus tierras, sus religiones, sus culturas y en particular sus lenguas. Los conquistadores, en nombre de Dios y del Rey, asesinaron a millones de Indígenas; y los que sobrevivieron a la hecatombe fueron violados, esclavizados y sometidos a toda clase de trabajos forzados. Luego, los misioneros se encargaron de proseguir con la otra reducción, la religiosa, la de la cruz; que también fue violenta, sanguinaria y trágica. Los pocos indígenas que hoy sobreviven son sometidos a la reducción de los latifundistas, de los agrotóxicos y de la degradación ambiental, que constituyen la cara moderna pero perversa de la reducción y de la muerte. Mientras unos cuantos poderosos exponentes de la sociedad alardean mencionando que la agroindustria (la soja, sobre todo transgénica) es la mejor herramienta que permite pagar la deuda externa, cientos de inocentes Indígenas y no indígenas están siendo contaminados criminalmente. Hoy las comunidades indígenas ya no son dueñas de aquellas tierras que tiempo atrás eran de su propiedad. Ellos fueron expulsados de sus tierras por esta jauría de mercaderes de la naturaleza. Hoy, los pocos que quedan, sin los animales silvestres, sin sus árboles y enormes bosques, sin la miel, sin los cursos cristalinos y sanos de agua; se ven obligados a volcarse a la gran ciudad para mendigar un pedazo de pan. Nadie les tiene consideración. La degradación es tan grande al punto que adultos y niños deben hasta prostituirse para obtener el pan diario. Es vergonzoso y vergonzante ver a niños indígenas tan pequeños, semidesnudos, expuestos al calor, la lluvia o el frío, en alguna esquina Asuncena pidiendo una moneda o un pedazo de pan.
La situación es crítica. Hace mucho tiempo que el ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANI viene denunciando los padecimientos que sufren los hermanos Indígenas que habitan el Paraguay, pero nadie escuchó nuestros lamentos. Hemos aportado lo que pudimos. Procuramos crear conciencia al respecto en la ciudadanía, ya sea en reuniones, congresos, mediante charlas en instituciones educativas, o a través de Internet (varias de nuestras denuncias han sido reproducidas en numerosos sitios de todo el mundo). El ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANI no tiene los recursos; en otras palabras, no tiene dinero, solamente está imbuido de buenas intenciones. Lastimosamente, en esta problemática las buenas intenciones no sirven para nada.
Es urgente y perentorio que las autoridades nacionales hagan algo a favor de los Pueblos Indígenas; ya que si eso no ocurre, el fin de los tiempos se acercará más raudamente a ellos. Los Indígenas están tocando fondo y eso es trágico. Por eso digo, así como están las cosas ¿De qué sirve celebrar el Bicentenario si no reividincamos dignamente a las Naciones Indígenas?... Que lindo hubiera sido destinar por lo menos 120.000.000 de dólares a ellos…
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